En febrero de 1912, la Itala
Film contrata a Chomón como realizador, truquista y
operador en condiciones muy ventajosas. Así, se establece en Turín donde pasa
sus años más felices en lo personal y más fecundos en lo profesional. De esta
manera, el bagaje formativo adquirido en etapas anteriores alcanza en este
momento de madurez sus mayores logros como cineasta en diferentes películas de
los más variados temas: Padre, un
drama con importantes efectos logrados a base de impresionantes maquetas; Tigris, en la que aparecía
simultáneamente en pantalla el mismo
actor interpretando a dos personajes que interactuaban y se interpelaban; El desaparecido, donde en un audaz
montaje para la época, más propio del cine científico, y mediante un truco de Chomón se incluían
imágenes del bacilo de Koch.
La gran película de este
periodo es, sin duda, Cabiria
(1913-1914), dirigida por “Piero Fosco”, pseudónimo de Giovanni Pastrone, y
textos explicativos del poeta D’Annuncio. Se trata de una de las primeras
superproducciones de la historia del cine que ejercería una notable influencia
en la producción cinematográfica de Griffith. Las aportaciones de Chomón al
lenguaje cinematográfico van desde la iluminación artificial con fines
dramáticos, pasando por las inmejorables sobreimpresiones, la perfecta
utilización de maquetas y trucos sorprendentes, hasta llegar al uso sistemático
del travelling como recurso
lingüístico, montando la cámara sobre un carrello
diseñado para tal fin. A este respecto, Agustín Sánchez Vidal señala que “el
uso del travelling en Cabiria es tan
sistemático y afecta hasta tal punto la construcción visual del filme que puede
hablarse, sin exagerar un ápice, de un nuevo modo de hacer cine, tan avanzado
para su época que tardaría en generalizarse varias décadas. Puede afirmarse que
las partes más importantes de la cinta están concebidas en planos-secuencias,
articulando gracias a los movimientos de cámara nociones tan importantes como
la proporción y relación de los planos, el sentido de las acciones de los
personajes y bloques enteros de la progresión de la película”. En este sentido
añade que “la película influyó en Griffith, Cecil B. De Mille y Ernst Lubitsch,
quienes adoptaron muchos de sus recursos, como la iluminación eléctrica para
crear efectos dramáticos, conocida como ‘iluminación Rembrandt’”.
CABIRIA (1914)
Pese a que La guerra y el sueño de Momi (1916) viene firmada por Pastrone,
según establece Tharrats, esta tan deliciosa como cruda película de animación,
parábola antibelicista perfectamente realizada, se debe a la maestría de
nuestro paisano, pues él fue el diseñador de los muñecos y los decorados, de
sus movimientos y sus trucos; en suma, de su impecable factura técnica.
LA GUERRA Y EL SUEÑO DE MOMI (1916)
Otras películas de este periodo
son El fuego (1915), Tigre real (1916) o Mecha de oro (1916), entre otras, así como la serie dedicada a
Maciste, el forzudo protagonista de Cabiria,
en la que destaca Maciste en el infierno
(1925).
La última colaboración de
Chomón en una película importante fue en la de Abel Gance, Napoleón (1926), para la que preparó determinados trucos y
escenas. Todavía en ese mismo año intervendría en la elaboración de los efectos
oníricos de la versión muda de El negro
que tenía el alma blanca (1926), de Benito Perojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario