Por desgracia, el expolio de nuestra tierra no se ha
limitado única y exclusivamente a las materias primas, también en el mundo del
arte se han cometido numerosas tropelías, entre las que cabe destacar la
pérdida de varias techumbres mudéjares. En 1959, el profesor Santiago Sebastián
documentaba, entre otras evasiones flagrantes de elementos artísticos
turolenses, la venta de tres techos mudéjares (el estilo corresponde al gótico
lineal de mediados del siglo XIV) a coleccionistas norteamericanos: Myron
Taylor, George Steedman y el conocido magnate, William Randolph Hearst. Al
mismo tiempo comentaba la existencia en paradero desconocido de una cuarta
techumbre, la más rica y preciosista,
conocida como la de la “Casa del Judío” (en la actualidad sería la casa
que forma esquina con la de la calle Ambeles), y que el arqueólogo Juan Cabré
describía en 1910 de la siguiente manera: “Dicho edificio fue alcázar de
Alfonso V el Magnánimo. Con motivo de celebrarse cortes en Teruel en 1425
ordenó dicho monarca la restauración de su Palacio Real por hallarse en ruinas
y seguramente data dicho artesonado de esta época (...) Hoy convertido el
edificio para morada de un humilde tejedor en el que ha asentado su taller,
solo conserva de su época más noble el artesonado (...) Se le conoce hoy como
la casa de la Judería
y se halla en la calle del mismo nombre (...) El artesonado constituye una
techumbre completamente plana decorada en toda su extensión por las gruesas
vigas sobre dobles zapatas; sobre estas vigas descansan las longitudinales del
techo que aparece entre ellas y ornado de estrellas entrantes y casetones todos
policromados; esta policromía se destaca sobre fondo dorado.”
En 1985, el arquitecto José Miguel Merino, en un
completo y documentado estudio, casi policíaco, desentrañaba una pequeña parte
de la sórdida historia del comercio ilegal de arte español, la correspondiente
al tratante Arthur Byne, y nos descubría que la citada techumbre de la “Casa
del judío” se encuentra hoy día en el llamado “Morning Room” o “Hall”, en la
planta baja, junto al comedor, de la Casa Grande del Castillo de Hearst en San Simeón
(California). La otra techumbre adquirida por el millonario norteamericano,
conocida como “techumbre de Teruel” o “techumbre B-14” , cubre desde 1926 el
dormitorio del propio Hearst.
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