Ojos de esmeralda (1949).
Durante
su estancia en la Academia
de Infantería, Mingote escribió a ratos perdidos Ojos de esmeralda, un pasatiempo literario bien escrito en forma de
novela policiaca ambientada en Nueva York. Publicada en 1949 por la editorial
Calleja en su colección “El elefante blanco” y firmada bajo el elemental,
efectista y anglosajón seudónimo de Anthony Mask, al que recurrió con la
finalidad de incrementar las ventas, pues según sus declaraciones, este género
se vendía mejor si el autor era extranjero.
Su protagonista, Peter Colman, un astuto periodista de
El Noticiero, periódico en horas
bajas, cubre la noticia del asesinato de un viejo y rico coleccionista de
antigüedades. Todo parece indicar con claridad meridiana que el asesino es un
sobrino de la víctima, pero su pericia lo llevará a resolver el misterio por
otros derroteros menos evidentes.
La estructura, su estilo –directo y visual- y los
personajes responden a lugares comunes del género, en especial a los
de la escuela norteamericana –Hammett, cuya novela El halcón maltés gravita sobre la de Mingote, y Chandler-: el
investigador circunstancial, Colman, es más agudo e inteligente que el
profesional, el inspector O’Breming; las pruebas apuntan a un inocente; el
objeto codiciado, un tan enorme como valioso diamante, se encuentra oculto en
un elefante de marfil antiquísimo con un muy preciso y sofisticado sistema de
ocultación; la femme fatale, la
bailarina Emma Brook, ejerce -como no- una irresistible atracción sobre el
protagonista, etc.
La afición por el género
será una constante en Mingote y creará su particular investigador privado,
Víctor Pocket, una caricatura de detective, dotado de una paródica inteligencia
deductiva al estilo del mejor Sherlock, protagonista de varios relatos.
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