La
corriente paródica de los siglos XVII y XIX
En 1663 Vicente Suárez de
Deza estrenaba una comedia burlesca inspirada en la obra teatral de Juan Pérez
de Montalbán, contenía una mojiganga y, seguramente también, un fin de fiesta
musical con el que se cerraría la función entre bailes y canciones, con ella se
inauguró la corriente paródica del tema que proliferará de manera especial en
el teatro de mediados del siglo XIX y principios del XX, coincidiendo con la
eclosión de los espectáculos teatrales a nivel nacional, con títulos como Relación burlesca para cantar y bailar compuesta por un aficionado, la
parodia de la obra de Hartzenbusch,
Los novios de Teruel: drama lírico-burlesco
en dos cuadros, en verso (1867),
escrita por Eusebio Blasco con música de Emilio Arrieta, y El amor de un boticario. Parodia musical burlesca (1882), del
maestro Nieva con letra de Ángel María Segovia, refundida y estrenada por este
último en 1887 bajo el título de Isabel y
Marsilla. Juguete Cómico Lírico, con música de Rafael Taboada, si bien la
obra no tiene de los Amantes más que el nombre de los protagonistas y algunas
ligeras referencias a su historia.
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