CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 23 de noviembre de 2018

TRAS LA HUELLA DE LOS AMANTES EN LA LITERATURA (VIII)

TEATRO (V)


Melólogos dieciochescos: Nifo y Comella.


Frente a estas manifestaciones paródicas de los siglos XVII y XIX, el afán crítico y moralizante del teatro dieciochesco encuentra en el melólogo -monólogo dramatizado con música de argumento elevado caracterizado por el sentimentalismo de sus situaciones- un cauce adecuado para poner en escena nuestra historia de amor, para con ella exaltar virtudes -la castidad en la mujer fundamentalmente- e incluso denunciar algunos aspectos sociales como vamos a ver.

En esa línea, el escritor y periodista alcañizano, Francisco Mariano Nifo, publicó en 1791, La casta amante de Teruel, doña Isabel de Segura[1], protagonizado por una singular y, para su época, moderna Isabel, cuyo dolor dibuja un perfil de mujer con marcada personalidad y una independencia alejada de la sumisión femenina propia de la época y si bien la finalidad última de la obra, como anticipa en su título, es la de ensalzar la castidad de la mujer, en su discurso también se denuncia, por un lado, los matrimonios acordados por los padres sin tener en cuenta la opinión de los hijos, muy en la línea de la tesis principal de la comedia de Moratín, El sí de las niñas y, por otro, defiende que el valor de las virtudes de los hombres radica más en el esfuerzo y el trabajo que en los honores heredados.

Tres años más tarde, se representó Los amantes desgraciados o los amantes de Teruel, una más pasional “escena trágico-lírica”, escrita por Francisco Comella y música de Blas de Laserna en forma de melólogo impuro, pues contaba con tres personajes en escena, que anticipaba ya ciertos caracteres románticos en su argumento[2].

         Sobre 1800, se data la obra anónima titulada La Isabel, un intento de recuperar la tragedia clásica, pero que al final, debido a las frecuentes reflexiones de carácter didáctico, se convierte en un claro ejemplo de tragedia neoclásica española.


[1] No se conoce la música de La casta amante de Teruel, ni si llegó a representarse
[2] Como curiosidad diremos que según escribe unos años más tarde de su estreno el escritor y erudito alemán Wilhelm von Humboldt, presente en una representación de la obra en el Teatro del Príncipe, el público “se reía con ganas”, imaginamos que por la sobreactuación de los actores que, por otra parte, eran de primerísimo nivel: María del Rosario, “La Tirana”, en el papel protagonista, Francisca Laborda en el de su prima Elena y José Huerta como Don Diego. El viajero alemán califica además la pieza de “melodrama estrecho, miserable, frío y sin efecto” HUMBOLDT, Wilhelm von, Diario de viaje a España 1799-1800, ed. Miguel Ángel Vela, Madrid, Cátedra, 1998.

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