TEATRO (V)
Melólogos
dieciochescos: Nifo y Comella.
Frente a estas manifestaciones
paródicas de los siglos XVII y XIX, el afán crítico y moralizante del teatro
dieciochesco encuentra en el melólogo -monólogo dramatizado con música de
argumento elevado caracterizado por el sentimentalismo de sus situaciones- un
cauce adecuado para poner en escena nuestra historia de amor, para con ella
exaltar virtudes -la castidad en la mujer fundamentalmente- e incluso denunciar
algunos aspectos sociales como vamos a ver.
En esa línea, el escritor
y periodista alcañizano, Francisco Mariano Nifo, publicó en 1791, La casta
amante de Teruel, doña Isabel de Segura[1], protagonizado por una
singular y, para su época, moderna Isabel, cuyo dolor dibuja un perfil de mujer
con marcada personalidad y una independencia alejada de la sumisión femenina propia
de la época y si bien la finalidad última de la obra, como anticipa en su
título, es la de ensalzar la castidad de la mujer, en su discurso también se
denuncia, por un lado, los matrimonios acordados por los padres sin tener en
cuenta la opinión de los hijos, muy en la línea de la tesis principal de la
comedia de Moratín, El sí de las niñas
y, por otro, defiende que el valor de las virtudes de los hombres radica más en
el esfuerzo y el trabajo que en los honores heredados.
Tres años más tarde, se
representó Los amantes desgraciados o los
amantes de Teruel, una más pasional “escena trágico-lírica”, escrita por Francisco
Comella y música de Blas de Laserna en forma de melólogo impuro, pues contaba
con tres personajes en escena, que anticipaba ya ciertos caracteres románticos
en su argumento[2].
Sobre
1800, se data la obra anónima titulada La
Isabel, un intento de recuperar la tragedia clásica, pero que al final,
debido a las frecuentes reflexiones de carácter didáctico, se convierte en un
claro ejemplo de tragedia neoclásica española.
[1]
No se conoce la música de La casta amante de Teruel, ni si llegó a
representarse
[2] Como curiosidad diremos
que según escribe unos años más tarde de su estreno el escritor y erudito alemán
Wilhelm von Humboldt, presente en una representación de la obra en el Teatro
del Príncipe, el público “se reía con ganas”, imaginamos que por la
sobreactuación de los actores que, por otra parte, eran de primerísimo nivel:
María del Rosario, “La Tirana”, en el papel protagonista, Francisca Laborda en
el de su prima Elena y José Huerta como Don Diego. El viajero alemán califica
además la pieza de “melodrama estrecho, miserable, frío y sin efecto” HUMBOLDT,
Wilhelm von, Diario de viaje a España 1799-1800, ed. Miguel Ángel Vela, Madrid,
Cátedra, 1998.
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