SECRETOS Y FASCISMOS COTIDIANOS
Ignacio Martínez de Pisón |
Cuando visito el cementerio de mi pueblo, Sarrión, acompañado por mi padre, al salir y contemplar en uno de sus muros la placa conmemorativa en recuerdo de los muertos de la división italiana CTV “Littorio”, siempre, invariablemente, me dice: “Corrieron y los cazaron como a conejos”. Arrumbadas en el osario, como cartas de una baraja olvidada, decenas de toscas lápidas con nombres italianos corroboran sus palabras. El comportamiento poco épico, casi antiheróico de estos soldados en nuestra contienda es ya un lugar común, seguramente, como toda generalización tendrá numerosas excepciones, pero lo cierto es que en su inmensa mayoría vinieron huyendo de la miseria, engañados por su propio régimen, para descubrirse perdidos en una guerra que no era la suya, anhelando el regreso a su tierra y con su gente, o, lo que fue peor, encontrar la muerte. Raffaele Cameroni, el patriarca de la familia protagonista de la última novela de Ignacio Martínez de Pisón, Dientes de leche, bien pudo ser uno de ellos, si bien él decide abandonar por completo su pasado en Italia y aprovechar la victoria fascista en España para construirse un futuro de triunfador al lado de los vencedores. Así, se casará con Isabel, una mujer desesperada que necesita su mediación para salvar la vida de su padre. De esta forma, el fascismo irrumpirá en su mundo y ejercerá su tiranía en todos los órdenes de su vida, incluso en las cosas menores, en esos “secretos pequeños e inofensivos que le pertenecían sólo a ella”, como esos “dientes de leche” de sus tres hijos, que guardaba celosamente como un auténtico tesoro y que no lograrán escapar del dominio de su marido.
En Dientes de leche, Martínez de Pisón dibuja con mano maestra un gran fresco de la historia de España durante tres generaciones: la de la guerra civil y la posguerra en la que prospera en lo material Raffaele Cameroni, aprovechando su condición de triunfador y el estraperlo, pero se degrada en lo personal al convertirse en un fascista de lo cotidiano. La del aperturismo franquista de los años sesenta en la que su hijo mayor, Rafael, descubre el secreto oculto en el pasado de su padre desatando su odio y su afán de venganza. La del advenimiento de la democracia, en la que Juan, su nieto, con la distancia que da el paso del tiempo, rechaza el fascismo de su abuelo como conducta vital de una manera más natural, sin odios, desprecios ni inútiles afanes revanchistas.
No cabe duda de que Dientes de leche es una crónica social y política de la España de posguerra hasta los años ochenta; sin embargo, por encima de los grandes acontecimientos históricos, presentes como telón de fondo, a Martínez de Pisón le preocupan más los acontecimientos cotidianos, la historia de los pequeños hechos, la intrahistoria de la familia Cameroni, por utilizar un término unamuniano.
Mediante una estructura clásica (un prólogo, un epílogo y dos extensas partes), un narrador omnisciente nos da a conocer lo que piensan y sienten los personajes, seres con una enorme intensidad psicológica, en especial los femeninos, Isabel y Elisa, un mismo personaje en dos épocas distintas, dos víctimas de una misma causa: el fascismo de Raffaele que intoxica sus vidas, sus realidades cotidianas, que no puede permitir la existencia de espacios personales ajenos a su poder. De esta manera, sin alardes ni vanas ostentaciones literarias, pero con la precisión de un orfebre de la realidad, Martínez de Pisón nos describe la complejidad de las relaciones humanas, el laberinto sentimental de unos personajes que recurren a la mentira y a la máscara como forma de relacionarse, que se aman y se odian, que se buscan y rechazan, que se vengan y perdonan, que persiguen la felicidad y su mismo anhelo es la causa de su infelicidad... En suma, hombres y mujeres al fin en el perpetuo conflicto de existir, a los que la vida se les revela como una continua contradicción entre la libertad y la seguridad, el amor y la independencia, los sueños y la realidad.
Dientes de leche es una novela resumen de la obra literaria de Martínez de Pisón hasta la fecha: como ya ocurriera en novelas anteriores, la ambienta en su Zaragoza natal (espacio tratado como un personaje más); presente está su particular sentido del humor, socarrón y corrosivo, cuando no tierno y amable (elemento desdramatizador necesario en numerosas ocasiones); también encontramos sus temas preferidos: la crueldad, la dominación, la problemática de la identidad y, en especial, su tema principal, recurrente en toda su novelística: el ocultamiento permanente de los personajes de una realidad íntima y personal, bien en forma de pequeños secretos necesarios para mantener un espacio privado e inalienable que no conviene violar, o bien en forma de un secreto inconfesable oculto en un pasado que condiciona de manera inevitable el presente.
Dientes de leche es un trozo de realidad hecho novela: el amor, el odio, la mentira, el miedo, los secretos, la culpa, la venganza y la redención son los ingredientes, como los de la propia vida, de una novela compleja y ambiciosa de apariencia sencilla y clásica; una novela cuidada y muy bien construida con un lenguaje ajustado y preciso con la que el lector más exigente sin duda disfrutará.
IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN, Dientes de leche, Barcelona, Seix-Barral, 2008.
Me gustó la novela. Hace unos meses aproveché que pasaba un fin de semana en Zaragoza para hacer un recorrido por los rincones del autor: Paseo Cuéllar, iglesia de los italianos (me llevaba mi madre ahi de niño), Paseo de Ruiseñores (los chalets que aún sobreviven hablan de otras novelas del autor)...
ResponderEliminarEs curioso: Martínez de Pisón se ha apoderado de estos lugares, y es difícil desprenderse de imágenes de sus noveles al visitarlos de nuevo.