“Fervor en
crisis permanente”
Desde
su infancia, Eloy confiesa su fascinación por lo religioso: ejerció de
monaguillo en sus veranos de Alloza, una de sus asignaturas preferidas era la Historia Sagrada
y declara haber tenido un cierto deseo de alcanzar la santidad y sentirse
atraído por la “parafernalia sacerdotal: los hábitos, las formas de hablar y
gesticular, a pesar de lo estereotipadas y con frecuencia amaneradas, la
liturgia en trance de cambio, la consideración social y reverencia que
acompañaban por lo general al sacerdote.” De hecho, perteneció durante
bastantes años a la
Juventud Estudiante Católica, realizando los correspondientes
Cursillos de Cristiandad, en Alcañiz, en Los Pueyos, en Milagro (Navarra),
etc.; trabajó, como hemos visto, desde 1960 hasta 1964 para dos medios de clara
orientación cristiana: Radio Popular y la revista El Pilar, donde entre otras muchas colaboraciones destacan sus
artículos sobre el Concilio Vaticano II o los relativos a las encíclicas Mater et Magistra y Pacem in Terris, o sus entrevistas a toda la jerarquía eclesiástica.
A pesar de todo, vivía la religión en perpetuo conflicto interior, de forma un
tanto atormentada, quizá por eso, y no sin cierta ayuda de su padre, se
resistió a ser escolapio, para frustración de su madre, a quien le hubiera
gustado que fuera sacerdote. Con la perspectiva de los años, reconoce que tomar
esa decisión hubiera sido “un completo desastre”.
La
crisis estudiantil vivida en primera
persona en 1965 supuso una evolución ideológica, hasta ese momento de signo
democristiano de izquierdas, para primero asentarse en el socialcristianismo y
poco después en el socialismo, sin importarle las siglas.
Durante
sus años en Teruel, mantuvo su vinculación con la cara más progresista de la Iglesia católica, pero sus
dudas se acrecentaron y con ellas un paulatino pero inexorable alejamiento, que
al instalarse definitivamente en Zaragoza, derivaría en un inevitable y completo
agnosticismo.
Como
hemos anticipado, Eloy volverá sobre esta faceta de su vida en la última
entrega de sus memorias, demostrando de esta manera la importancia de la
religión en su vida. A ellas remito.
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