CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

sábado, 7 de abril de 2012

UN MÚSICO DE CINE: ANTÓN GARCÍA ABRIL (III)


 Mario Camus y Antón García Abril.
Foto tomada del libro de Javier Hernández y Pablo Pérez,
Antón García Abril. El cine y la televisión
 (Zaragoza, Diputación Provincial, 2002)
 Cuando este tipo de cine comercial decrece,  la producción de Antón García Abril también desciende, pero, sin embargo,  busca nuevos caminos musicales y sus partituras acusan un importante enriquecimiento sinfónico y se hacen mucho más ambiciosas, logrando trabajos tan depurados como La lozana andaluza (1977), de Vicente Escrivá, El perro (1978), de Antonio Isasi,  El crimen de Cuenca (1979) y Gary Cooper, que estas en los cielos... (1980), de Pilar Miró, La colmena (1982), Los santos inocentes (1984) y La rusa (1987), de Mario Camus, Réquiem por un campesino español (1985), de Fernando Betríu, en la cual, por cierto, la interpretación musical corrió a cargo de la “Rondalla Alegría” de Alcañiz, o Romanza final (1986), de José Mª Forqué.

Como señala Fernando J. Cabañas, es en 1986 cuando la actividad que García Abril desarrolla en el cine alcanza uno de sus momentos cumbres, pues la banda sonora de la película de Rodney Bennet, Monsignor Quixote (1985), le lleva a conseguir el premio “The music Retailers Association Annual Awards for Excelennce” (1986) y es elegida, junto a otras de John Barry, John Williams o Maurice Jarre, para ser interpretada por la Orquesta Filarmónica de Londres en el Albert May, espacio  en el que se reúne la música cinematográfica más relevante en el panorama internacional de cada temporada.




Ese mismo año, en el “I Encuentro Internacional de Música de Cine”, celebrado en Sevilla, se le dedica un ciclo especial a su obra y se graba un disco homenaje, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Madrid dirigida por el propio compositor, en el que se recogen sus mejores bandas sonoras, tanto cinematográficas  como televisivas.
En esta misma línea, y como reconocimiento a su labor, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España le encarga en 1987 la  Obertura de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, composición con la que se abre desde ese año el acto anual de entrega de los “Premios Goya” de la citada Academia.

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