CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 15 de julio de 2011

ANDRÉS MARÍN Y ESTEVAN (1843-1896): LA VOZ QUE TRIUNFÓ EN EL FRÍO (V).

Adelina Patti
UNA DÉCADA DE ÉXITOS
                Desde su triunfo en Moscú  a principios de los setenta, alternó su presencia en los principales teatros rusos con actuaciones inolvidables en los más importantes coliseos de las principales ciudades europeas, emprendiendo también su particular aventura americana que le llevó a cantar en el Teatro Tacón de la Habana y en Buenos Aires (¿Teatro Ópera?), entre otros.
            En Londres la temporada de ópera italiana principiaba en Pascua de Resurrección y terminaba a finales de junio. Las localidades principales del Covent Garden costaban a finales de los años setenta aproximadamente una guinea (unos 105 reales; es decir, algo más de 5 duros) en las funciones ordinarias y una tercera parte más o incluso el doble en las de beneficio. En el año 1874 tenemos constancia de su éxito en este teatro mítico londinense interpretando Guillermo Tell, si bien su mayor triunfo se produjo en mayo de 1876 cantando Don Pascuale, en compañía del barítono Antoni Cotogni y del bajo Giuseppe Ciampi, y un tiempo después en un Trovador con un reparto de lujo, en el que figuraban junto con el tenor turolense, la ya mencionada diva Adelina Patti, Francesco Graziani y Sofia Scalchi-Lolli. Destacó también interpretando otras óperas como Martha y Los Puritanos.
            En los años 1875 y 1876 sus éxitos se sucedieron en Italia, donde cantó en la Scala, de Milán y, de nuevo, en La Fenize, de Venecia, contratado por quince representaciones, por las cuales recibió la importante suma para la época de 15.000 francos, tal y como recuerda orgulloso y admirado su viejo maestro de canto del Conservatorio, José Inzenga, que en esos momentos se encontraba viajando por el país y se reencontró con su antiguo discípulo en la cumbre de su éxito, quien lo recordó y homenajeo como merecía.
            Durante el año 1877, se sucederían diferentes giras por Alemania, Polonia (en Varsovia debutó con El Trovador, después interpretó Marta y concluyó con Aida), Austria, Francia, donde a finales de marzo, en el Teatro Ventadour de París, cantó Los Puritanos, acompañando en la noche de su beneficio a la prima donna  Maria Luisa Emma Lajeunesse, conocida como la Albani, cedido durante ocho días por el empresario del Covent Garden de Londres (se trataba de Emest Gye, quien al año siguiente contrajo matrimonio con la soprano), donde se encontraba actuando junto con su amigo Julián Gayarre y el bajo español Juan Ordinas. Marín aprovechó la ocasión para conseguir un contrato para la temporada siguiente por la respetable cantidad de 13.000 francos.
            A finales de 1877 parte para Cuba, escriturado por el Teatro Tacón de La Habana por la nada despreciable cifra para ese momento de 20.000 pesetas al mes. Le acompañaban la mezzo-soprano Emma Viziak, la soprano Storni y el tenor Bardi, quien falleció de fiebres durante la gira. A este respecto añadiremos que en España se propagó el rumor de que también había fallecido la Volpini. Allí, en noviembre, interpretó con enorme éxito a ‘Arturo’, el protagonista de Los Hugonotes, siendo su ‘Elvira’, su compañera Elisa.  Los corresponsales se deshacían en elogios como los siguientes: “En Los Puritanos hizo el tenor Marín su primera salida, justificando desde el primer momento la fama de que venía precedido. Tanto su presencia como su escuela de canto nos recuerda a Tamberlick, a quien procura imitar y de quien dicen es discípulo…” Otras óperas que cantaron fueron La Traviata, Macbeth, Los Hugonotes y Marina. De ahí, tal y como escribía a Gayarre, partió para Buenos Aires. Le notificaba que  tenía una parte en la empresa operística y que habían enviado un parte a Tamberlick, su viejo maestro para que los acompañara, pero tal y como le comenta a su amigo con ese afecto irónico –insolencia- tan propia de la juventud: “el vejete pide demasiado, y no se puede pagar más que un tenor de paga fuerte, y ese soy yo…” Más tarde, regresaron a Londrés, para de nuevo cantar Los Puritanos en el Covent-Garden.
            Cerró el año en el teatro Imperial de San Petersburgo (para entender la importancia de Julián Lago y de la proyección que dio este empresario a los artistas españoles, baste citar que en la compañía de ópera italiana de esa temporada figuraban ocho españoles: junto a Marin y Volpini estaban las sopranos María Mantilla y Carolina Cepeda, los barítonos Antonio Huguet y Mariano Padilla, el bajo Juan Ordinas y el maestro Juan Goula).

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